De la dificultad de nacer

La previsible evolución del jaguar sudamericano escribe Luis Casado – diciembre 2015

Antes del dilema de Hamlet, Ser o no ser, nos enfrentamos a la simple posibilidad de nacer. Si a primera vista no lo parece, el hecho constituye sin embargo un dato económico de fondo, muy lejos de las peripecias de las tasas de interés, del precio del cobre, del yo-yo del dólar o las siempre optimistas declaraciones del ministro de Hacienda.

Curiosamente, los economistas, que dedican lo mejor de su tiempo a practicar el oficio de Yolanda Sultana haciendo previsiones sin sentido, omiten referirse a la natalidad como si se tratase de una constante secundaria. Los numerosos estudios que justifican un pseudo premio Nobel de economía[1], cuando no se ocupan de la teoría de los juegos, suelen centrarse en la casuística, como si la acumulación de ejemplos específicos pudiese izarse, inducción mediante, a la envergadura de una ley general.

Emmanuel Todd, conocido demógrafo, historiador y sociólogo francés, se hizo famoso en el ámbito planetario cuando apenas cumplía 25 años de edad, en el año 1976, al predecir la eventual desaparición de la Unión Soviética apoyado en algunos indicadores demográficos. Su obra La caída final: Ensayo sobre la descomposición de la esfera soviética[2], expone, entre otros, datos relativos a las tasas de natalidad[3] y de mortalidad infantil, o aún a los saldos migratorios.

Para Todd, los datos antropológicos y demográficos determinan tendencias de fondo que se manifiestan en el largo plazo, relativamente inmunes a las políticas monetarias, presupuestarias y/o tributarias, herramientas privilegiadas de quienes mangonean en la economía. Lo que no significa que no las influencien, como queda en evidencia en la Alemania actual.

Alemania constata una caída significativa de su tasa de natalidad. Su bajo nivel de desempleo no es el producto de una economía cuyas tasas de crecimiento disminuyen desde hace décadas, ni reposan sólo en un buen sistema educativo, sino que son simplemente – como afirma Emmanuel Todd – la consecuencia de una relativa ausencia de jóvenes. “Osemos decirlo – escribe – quién no existe no puede estar desempleado[4].”


[1] Ya he tenido la ocasión de explicarte que el premio Nobel de Economía no existe. Se trata en realidad de un premio en homenaje a Alfred Nobel que otorga el Sveriges Risksbank (Suecia).

[2] Emmanuel Todd. “La chute finale: Essai sur la décomposition de la sphère soviétique”. 1976.

[3] Tasa de natalidad: número de nacimientos por cada mil habitantes.

[4] Emmanuel Todd. L’illusion économique – Essai sur la stagnation des sociétés développées. Ed Gallimard. 1999.

1 comentario en “De la dificultad de nacer”

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